domingo, 17 de julio de 2011

Muertos en la carretera

Uno de los titulares habituales después un fin de semana suele referirse a los muertos que hay cada fin de semana en las carreteras españolas. Este pasado: 26 víctimas mortales. No se si serán más o menos con respecto al mismo fin de semana del año 2010, aunque sí se que eran personas que el viernes por la mañana estaban vivas y que hoy lunes ya no lo están… Ahora son números para las estadísticas negras de las carreteras españolas, pero antes eran personas, igual que yo.

El viernes yo también viajé. Hice un desplazamiento, no muy largo, de ida y vuelta, a un pueblo de Ciudad Real. Llevé a mi madre para que pase unos días allí. Tardamos en la ida dos horas y cuarenta y cinco minutos (225 kilómetros). Estuve allí luego cuarenta y cinco minutos, para descansar y reponer líquidos. Después emprendí el viaje de vuelta y tardé dos horas y veinte minutos (no tuve atasco en la entrada de Madrid). Empleé entre la ida y la vuelta, y el descanso, seis horas (salida a las 16.15 horas y llegada a las 22.15, con 450 kilómetros en total). Creo que respeté todas las normas de circulación, aunque hubo algunos momentos en que fui por encima de los 120 kilómetros en autopista (sin pasar nunca de los 130 kilómetros por hora). Escribo todo esto porque, cómo persona que viajó este fin de semana, a mi también me podría haber tocado (es más, antes de llegar a Tembleque, tuvimos un atasco de unos 30 minutos porque varios coches habían sufrido un accidente).

Por suerte, no me encontré con ningún conductor que fuera bebido y se saltase un stop, o no me encontré con una carretera en mal estado, o los conductores que adelantaban en el otro carril de la marcha lo hacían con tiempo suficiente… En fin, que tanto los otros como yo pusimos de nuestra parte: “Nos respetamos”. Pero no ha sido así en todos los desplazamientos y por ello que ahora tengamos 26 muertos más que añadir a las estadísticas, 26 personas que hoy no irán más a trabajar, que no podrán ver más a sus hijos o a sus nietos, que no podrán disfrutar de sus vacaciones… en definitiva, que no podrán disfrutar de un día más de vida.

Si tuviéramos más respeto por el otro (una buena educación vial desde pequeños ayudaría un montón) y mucha gente no antepusiese el valor de su coche al valor de una vida humana, de otro semejante, quizá uno o una con el que celebró la final del campeonato del mundo de fútbol del año pasado o el ascenso o algún título de su equipo de fútbol (para estas cosas si se hace piña), habría muchos menos muertos en carretera* (en el 2010 hubo 1730 víctimas mortales y en el 2009 1.903).

*Unas carreteras, sobre todo las secundarias, en buen estado también ayudaría bastante. Y también un código penal más duro con todos estos delitos (¿cuántos años tendría que pasar en la cárcel un conductor temerario, que ya sea por conducir por efectos del alcóhol o las drogas o por tener mala fe, adelanta con línea continúa y choca contra otro vehículo que viene en sentido contrario, matando a todos sus ocupantes, quizá con niños a bordo y qué iban a ver a sus abuelos?). Y también que cambiase esa visión de que el coche está por encima de las personas, por muy importante que sea la industria automovilística en España o que el coche es sinómino de posición social o que la velocidad es excitante -con respecto a si se puede circular a 110 kilómetros por hora o a 120 kilómetros por hora, me da igual, yo lo que quiero es que se reduzca drásticamente el número de muertos en carretera-.